Monday, August 25, 2008


Otra vez me ha pillado desnuda el otoño.
Por más que he corrido delante de tu sombra al final me ha alcanzado, como siempre.
Mis tobillos hinchados se han dejado sobornar por tu recuerdo y han ralentizado mi carrera hasta que,de nuevo, las tardes se han hecho más cortas y me ha encontrado el otoño en el camino a medio vestir.
Ahora bajará el termómetro y arreciará aún más el frio en mi casa, que sigue cerrada, llenándose de polvo, a pesar de que éste no enterrará los recuerdos.
El balcón se llenará de hojas, que veré desde la calle sin atreverme a subir y las ventanas seguirán cerradas amarilleando. El aloe debe haberse secado...
Mañana abriré todas las ventanas y me fumaré un cigarro entre los muebles embalados... mañana sí.

Wednesday, June 18, 2008


Acabo de leer el blog de la amiga de una amiga. Entre el suyo y el mío hay una considerable diferencia: ella parece feliz y yo parezco atormentada. El suyo recuerda a una de esas excéntricas peliculas españolas tipo "chicaqueestahastaloscojonesdecideponertierradepormedioyselopasapipa" y el mío parece un programa del Loco de la Colina tipo "somostodostanprofundosquenosdamosasquito".

No hay que dejarse llevar por las apariencias. La verdad es que soy feliz y soy feliz sola. Es decir, no vivo en Nueva York sino en Triana (Sevilla), no trabajo de publicista sino de abogada, en los últimos treinta y dos años nadie me ha pedido que nos casemos (ni en secreto, ni en Las Vegas y, lo más triste, ni siquiera en El Rocío) y los problemas de mis amigos (y los míos) son, por este orden, la hipoteca, la hipoteca y la hipoteca. Una vida de lo mas normal, sin aspavientos, ni buenos ni malos. Ahora mismo no pasa nada en mi vida y... aún así, soy feliz.

He hecho pública en este blog la tragedia griega que ha sido a ratos mi vida, he vomitado el lastre, mi corazón de ha desentendido del destinatario de mis públicos lamentos y soy muy feliz, yo solita.

Monday, May 19, 2008


No sé si conservas la memoria de lo cotidiano, no sé si aún sigues siendo fiel a nuestras pequeñas cosas, ni siquiera sé si siguen siendo nuestras. Yo he regalado algunos secretos, ninguno del alma, ninguno que traspase la piel. He compartido lo que antes era tuyo y mio. He sido y soy feliz pero sólo en lo que no importa.

Si aún te acuerdas de nuestros pequeñas claves y contraseñas, sabrás que te escribo a tí para sacarte de mí. Me odiarás como yo te odio en tu silencio. Porque no te vas.

Wednesday, August 22, 2007

TRAS LA TEMPESTAD LLEGA LA CALMA
Hace muchos meses que no escribo. Tras la tempestad llega la calma y la mia es calma hueca. Parece que mis neuronas literarias sólo trabajan en tiempos de guerra. Ahora estoy tranquila, moderadamente feliz, completamente estable y templadamente satisfecha. El desgarro y la inspiración quedaron atras.
Se despejó el día y ahora, bajo el cielo azul, mi cabeza busca alguna otra insatisfacción en la que instalarse, para llamar a gritos desde allí a las musas. Se acabó lo de ser una funcionaria de los sentimientos.
El letargo del alma me horroriza. Ni frio ni calor, problemas terrenales, hipoteca, estres vulgar, encefalograna plano ________________________. Ni un sólo sobresalto en la vida, nadie a quien llorar, nadie a quien querer de nuevo, nadie a quien desear ni a quien odiar... Un desierto con buenas condiciones climatológicas, no me matará pero me canso de andar bajo el puto microclima. Tengo agua, comida y sombra pero ni alma, ni corazón, ni terminaciones nerviosas.
LLevo meses andando por este desierto que no me mata, que ni siquiera me molesta, pero que parece que no me lleva a ninguna parte. El paisaje invariable... ni siquiera un cactus que me haga despertar. Lloré, grité, escribí, odié, deseé, me di pena, corrí infatigablente y llegué a un oasis que se ha vuelto ahora un desierto amable, que no me mata, que ni siquiera me molesta pero que me aburre porque el paisaje no cambia, no hay hierba, ni tampoco rocas, no hay mar ni tampoco sed. La mas absoluta planicie, una meseta interminable que debe tener límites que aún no veo, si siquiera a lo lejos. Quizás algún día me despeñe, quizá algún día llegue al final y ni siquiera lo note, quizá me caiga rodando por la ladera de puro aburrimiento. Quizás me despierte del golpe.


Sunday, November 27, 2005


Necrópolis

Ibamos caminando en silencio por un largo camino de albero rodeado de muerte. Una ola de frío a finales de noviembre, la quietud de la muerte, la soledad del marmol y la larguísima sombra de los cipreses calaban hasta los huesos y hacían temblar nuestros labios.
Ibamos a la cola de una negra comitiva de extraños que seguian un Volvo cargado de flores y muerte. Tres acólitos con la manos apoyadas sobre el coche, erguidos y orgullosos empujándolo en su lentísima marcha, actores principales conduciendo a la protagonista bajo tierra. Como es posible que el hombre haya diseñado este diabólico espectáculo para aliviar el dolor, quien inventó esta cruel despedida, por qué no calienta el sol en el cementerio.
Algunos, pocos, lloraban, tres señoras gesticulaban contandose el último cotilleo familiar completamente ajenas al horror del escenario, los hombres se lamentaban a ratos de la pérdida, a ratos de lo mal que va el Betis esta temporada, los mas mayores miraban el coche con gesto grave, pronto serían ellos los protagonias.
En mi corazón la misma temperatura que el ambiente, quien era esa señora, por qué lo he de sentir, por qué seguimos a estos cuervos.
Por fin llegamos al final de la senda, dejamos atrás la urbanizaciones de lujo donde yacen los toreros y las buenas familias, nos desviamos de la avenida de los grandes para llegar a la bifurcación de los pobres, de los que ni siquieran descansan bajo la tierra sino empotrados en la pared. El extrarradio del Campo Santo, las afueras de Dios. En la muerte, como en la vida, el suelo esta muy caro, la horizantalidad esta por las nubes.
Descargan el volvo dos mercenarios, empotran la caja en un estrecho hueco marcado con el numero 76, los actores principales lloran, algunos se presingnan, todos callan, un albañil sepulturero coloca una loza y despues el cemento, le cierra a la muerta el ultimo acceso al mundo de los vivos y empieza la putrefacción; todo ha salido conforme a lo previsto, todo el mundo para casa. El vivo al bollo. Ni siquiera esa última imagen ha logrado mi compasión, mi corazón sigue bajo cero.
Besos de Judas a los protagonistas, breve resumen de nuestras vidas en los últimos 10 o 15 años, un par de historias en un entierro que desentierran recuerdos olvidados, reencuentro con una pequeña parte de la infancia que nunca importó, no reconocerse en unos orígenes que ni siquiera averguezan, que sólo llegan a causar indiferencia. Quien es esta gente que me besa, de qué baul han salido, por qué no hay calefacción en el cementerio.
Un gesto a mi hermano, ni un minuto más, rebusco en el bolso un cigarro y las llaves del coche, cruzamos la calle, subimos y volvemos a nuestra vida y sabemos a quien tenemos que agradecerlo.

Thursday, November 24, 2005

Cuando ya esta todo dicho solo queda caminar, aunque de vez en cuando volvamos la cabeza para mirar a lo lejos la ciudad que queda atrás deshabitada, solo poblada de falsas esperanzas que se instalan en nuestras gargantas o en nuestros dedos para dar una tregua a la soledad y al olvido.
Alguna vez paramos en el camino para reponer fuerzas, para aliviar nuestras piernas agarrotadas de puro pánico. Siempre paramos en la fonda equivocada y comemos manzanas envenenadas. Nuestra marcha se hace más lenta, nos tienta volver a la ciudad a descansar en nuestra casa hasta que recordamos que ya no existe, que cayó con la última palabra, que ya no es habitable ni lo será porque ya esta todo dicho y solo queda caminar.

Thursday, November 17, 2005




MATAR LA OTRA MITAD

Mantener la calma, mantener el criterio, mantener las palabras, las promesas y el impulso. No matar la ilusión, no dejarse traicionar por Mr Hide, abrir puertas y ventanas, respirar, cerrar los ojos, dejarse hacer, abandonarse y perderse. Salir del laberinto renovada y leve. Vomitar el lastre y subir. No entrar en un bucle infinito. No deshacer el camino. Exiliar a la intuición que te mata, atender la realidad, escuchar sin mirar a los ojos e intentar perder la razón. Lamentarse de saber y así sobrevivir.